El comisario sigue convaleciente tras el atentado sufrido en el hipódromo. La investigación sigue su curso y todo apunta a Quiroga.
El ángel exterminador es el apodo del sicario que ha contratado, un mercenario con experiencia y, mientras Gerardo sigue en el hospital recuperándose de la herida en el cuello, este se está encargando de eliminar a los testigos.
Al no poder acceder a la habitación de hospital por las fuertes medidas de protección va a por la familia de Gerardo. Su hija y su nieto sufren el secuetro que tiene un final feliz gracias a Eva, que es la nueva incorporación de la comisaría. También Pascual y Vanesa sufren a este grupo de mercenarios, que envisten el furgón policial con un Hammer. Pascual tiene una pierna rota.
Por otro lado, Elo lanza un ultimatum a Pope, o su trabajo o su familia.