Michael Scofield vuelve a la cárcel en la tercera entrega de las aventuras de los convictos más queridos en todo el mundo. Aquí os dejamos nuestras impresiones y un repaso sobre lo vivido en Sona.
Tras la obra maestra que supuso la primera temporada, y tras la excelente - en

Podemos decir, sin ningún género de dudas, que Panamá ha sido lo peor que le ha pasado a la serie. Ya en la segunda temporada, los sucesos narrados en la ciudad costera bajaban el listón de calidad que la serie llevaba arrastrando.
Esto se vio solventado con una season finale que prometía una tercera temporada

El desarrollo del plan de fuga de Scofield no era ni de lejos tan brillante ni tan original como el visto en la primera entrega. Además, en ocasiones veíamos que el protagonista intentaba hacer algo para llevar a cabo su plan durante todo un capítulo, sin tener ni idea de para qué servía muchos episodios después. Esto es un

Los nuevos personajes es uno de los puntos positivos de esta entrega. El Lechero, Sofía, Whistler o Grenchen cumplían perfectamente su papel y sobresalían de una trama más plana y aburrida que la de las anteriores temporadas.
Sin embargo, sería injusto decir que no ha habido momentos memorables: el

Para refrescar la memoria, vamos a repasar lo acontecido al final de la temporada.
Whistler es un peso pesado en La Compañía, y se marcha con Grenchen y Mahone de Panamá.
Scofield ha decidido partir tras ellos para desbancar a esta organización secreta y vengar la muerte de Sara.

Por último, T-Bag se ha hecho dueño y señor de Sona y ha visto cómo Sucre ha sido llevado también allí por ser cómplice del plan de Michael.
Ojalá con todos estos frentes abiertos y estos elementos tan prometedores, veamos como Prison Break se recupera del bajón y nos ofrece toneladas de tensión y adrenalina como sólo ellos supieron darnos en las dos primeras temporadas.
Tan sólo quedan 3 días para comprobarlo...
