Esta semana le toca el turno a Jin y Sun, un matrimonio de coreanos que hará lo imposible por mantener vivo su amor.
Jin-Soo Kwon y Sun Hwa-Kwon forman el matrimonio que le da un toque de color a los personajes principales que integran la trama de Perdidos. La suya es una relación dificil, llena de decepciones y mentiras.
Aún así, tanto Jin como Sun han intentado siempre permanecer juntos.
Antes de llegar a la isla, Jin era hijo de un humilde pescador. Aquella no era la vida que él deseaba tener, Jin quería algo más. Es por eso que deja la aldea e intenta suerte en la gran ciudad. Allí, por casualidades de la vida, conoce a una atractiva chica, hija de un millonario. Su nombre es Sun, y es el amor de su vida.
Para ganarse el respeto del señor Paik, el padre de Sun, Jin debe trabajar como matón para él.
Las dudosas labores que ha de realizar en nombre del honor de la familia Paik causan que Jin, por el arrepentimiento y el estrés, se aleje de su amada esposa.
Sun se siente cada vez más abandonada, es por eso que acaba cayendo en las garras del hijo de otro empresario coreano dueño de una cadena hotelera. El nombre del joven es Jae, quien - además de acostarse con ella - le enseña inglés.
Aunque pudiera parecer que Jae enseñaba la lengua de Shakespeare a Sun de forma desinteresada, su verdadera intención era llevarse a la esposa de Jin a los Estados Unidos para iniciar una nueva vida con ella.
Al instante de que Jae le cuente los planes que tiene pensado para ella, el señor Paik irrumpe en la habitación y descubre a ambos juntos en la cama.

Jin no sabe de la misa la mitad, así que irrumpe en la habitación de Jae y le pega una paliza. En lugar de acabar el trabajo y matarlo, Jin le ordena que salga del país y que no vuelva nunca más. Jae da por sentado que todo aquello es por haberse acostado con su mujer y acaba suicidándose, tirándose por la ventana de su habitación.
La muerte del joven apena mucho a Sun, pero al mismo tiempo le sirve para decirse a sí misma que ha de centrarse de nuevo en su matrimonio y luchar por el hombre al que amó una vez.
Es por este motivo que ambos deciden escapar del país y alejarse de la alargada sombra del señor Paik. Cuando hacen escala en Sidney y cogen el vuelo Oceanic 815... todos sabemos lo que ocurrió.
La llegada a la isla de estos dos personajes está llena de problemas. Jin intenta controlar todo lo que hace su mujer, al mismo tiempo que se siente apartado del resto de los supervivientes por la barrera idiomática que los separa. Sun, por otro lado, intenta liberarse de las cadenas de su marido y relacionarse con el resto de personajes.

De estos dos personajes cabe destacar su lealtad y su determinación. Jin debe lealtad a su mujer por un lado y, por otro, a Sawyer y a Michael, pues - al intentar escapar de la isla con una balsa - los tres llegaron a hacerse amigos y a estar muy unidos. Sun debe lealtad a su marido, claro está, y a los habitantes de la isla en general. Siempre intenta hacer lo correcto para obtener el bien común, arriesgando su vida si es necesario.
Jin y Sun, una pareja paradójica. Dos personas que andaban sin rumbo por la vida, y que tuvieron que perderse para volver a encontrarse a ellos mismos.